Las semillas de girasol son las semillas de esta planta y, comúnmente, se emplean para elaborar aceite, ya que son muy ricas en este, con un 10-40% de ácido oleico también presente en el aceite de oliva, además de un alto porcentaje de Omega 6.

Entre sus propiedades nutricionales podemos destacar que:

• Son ricas en proteínas de origen vegetal, llegando a aportar hasta un 25% de proteínas.
• Además, contienen vitaminas, especialmente vitamina B1, indispensable para la asimilación de nutrientes y vitamina E, un potente antioxidante, como vimos cuando hablamos de las semillas de sésamo.
• Al igual que las semillas de sésamo, las semillas de girasol también contienen lecitina, una grasa que ayuda a disolver y digerir otras grasas, facilitando su expulsión y es beneficiosa para el rendimiento intelectual.

Pero donde realmente encontramos un verdadero tesoro es en el alto contenido en minerales que contienen las semillas de girasol:

• Hierro, que contribuye al transporte del oxígeno a los tejidos y también interviene en funciones tan importantes como el funcionamiento del sistema nervioso y del sistema inmunológico.
• Potasio, necesario para el normal funcionamiento de los músculos y del sistema nervioso.
• Calcio, indispensable para el normal estado de los huesos y la contracción de los músculos.
• Magnesio, que contribuye a la asimilación del Calcio por el organismo. Además, interviene en la relajación muscular.